anterior: Pesando la Tierra |
siguiente:La aceleración centrípeta |
Ya hemos tratado el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra. Pero la pregunta es, ¿está la Tierra en reposo o también, al igual que la Luna, gira alrededor de otro cuerpo?. Bien, la respuesta inmediata es que nosotros no sentimos que la Tierra se mueva. Este es un argumento muy fuerte a favor de una Tierra estática y así pensaron los seres humanos antes del Renacimiento. Sin embargo, había un montón de datos astronómicos que habían de encajar en esta imagen y para ello se fueron inventando teorías más y más complejas que incluían a los planetas conocidos en aquella época (Mercurio, Venus, Marte, Jupiter y Saturno) y al Sol girando alrededor de un punto que a su vez giraba alrededor de un punto que estaba próximo a la Tierra. El monje polaco Nicolás Copérnico (1473-1543) se cansó de toda esta complicación e inventó un sistema donde todos los planetas, incluida la Tierra giraban en círculos perfectos alrededor del Sol. El sistema era mucho más sencillo y explicaba los datos existentes hasta la época casi (pero no) tan bien como el sistema anterior, conocido como Sistema Ptolemaico, si además se suponía que la Tierra rotaba sobre sí misma. La gente no recibió muy bien la teoría copernicana por dos razones básicas:
Porque despojaba al hombre de su papel central de la creación bíblica, apartándolo del "centro del universo".
Porque al fin y al cabo no teníamos ninguna evidencia de que la Tierra se estuviera realmente moviendo
Además, había una objeción que parecía mucho más seria. Si la Tierra se mueve alrededor del Sol, tendrá que hacerlo a una velocidad bastante grande, y entonces habría una corriente de aire tan fuerte como un viento en la dirección contraria a su movimiento, los objetos que se soltaran desde lo alto caerían en contra del movimiento de La Tierra y los proyectiles tendrían mucho mayor alcance en la dirección contraria del movimiento terrestre, que en la dirección a favor. Galileo respondió a todas estas objeciones formulando lo que se conoce como principio de relatividad galileano: "un observador que se mueve con velocidad uniforme no observará diferencias en el comportamiento de los objetos móviles respecto a un observador en resposo". Esta idea la discute galileo con el siguiente ejemplo, muy propio de la época por cierto en lo que se refiere al medio de transporte:
"(...)Ciérrese usted con algún amigo en la estancia más grande bajo la cubierta de algún gran barco y encierre allí también mosquitos, moscas y otras pequeñas criaturas aladas. Lleve además una gran artesa llena de agua y ponga dentro algunos peces; cuelgue también una cierta botella que gotee su agua en otra botella de cuello estrecho colocada debajo. Entonces, estando el barco quieto observe cómo estos pequeños animales alados vuelan con parecida velocidad hacia todas partes de la estancia, cómo los peces nadan indiferentemente hacia todos los lados y cómo todas las gotas caen en la botella situada debajo. Y lanzando cualquier cosa hacia un amigo, usted no necesitará arrojarla con más fuerza en una dirección que en otra, siempre que las distancias sean iguales, y saltando a lo largo usted llegará tan lejos en una dirección como en la otra. Después de observar estas particularidades creo que nadie dudará que, mientras el barco permanezca quieto, deben ocurrir de esta manera. Haced ahora que el barco se mueva con la velocidad que se quiera, siempre que el movimiento sea uniforme y no oscile en esta dirección y en aquella. Usted no será capaz de distinguir la menor alteración en todos los efectos citados, ni podrá colegir por uno de ellos si el barco se mueve o está quieto. La causa de la correspondencia de los efectos es que el movimiento del barco es común a todas las cosas que hay en él e incluso al aire; yo he supuesto que estas cosas estaban encerradas en la estancia, pero en el caso de que estén en la cubierta al aire libre y no obligadas a seguir la marcha del barco, se observarían diferencias más o menos notables en algunos de los efectos citados, y no hay duda de que el humo se quedaría atrás como el aire mismo; las moscas y los mosquitos, impedidos por el aire, no podrían seguir el movimiento del buque si estaban separados de él a alguna distancia; pero de mantenerse cerca de él, gracias a que el barco, siendo una estructura anfractuosa, transporta consigo parte del aire cercano, seguirían al barco sin pena ni dificultad (...)"
Para el lector moderno, esto no supone ninguna nueva observación si éste ha viajado en un avión. Con respecto al barco se podría haber argumentado que la velocidad no es muy grande y por eso los efectos no son evidentes; pero nuestros jets modernos viajan a velocidades de crucero que suelen sobrepasar los 200 m/s y las cosas suceden tal y como sin estuviésemos en reposo. Sin embargo seguía habiendo una objeción con respecto a la rotación terrestre:
"(...)que una rueda que gira tiene la propiedad de expeler y dispersar las materias adheridas a la máquina. En este hecho muchos fundan la opinión, y Ptolomeo entre otros, que si la Tierra girase con tan grande velocidad, las piedras y criaturas que están sobre ella serían lanzadas al aire y que no habría mortero bastante fuerte para fijar los edificios a sus cimientos de modo que no sufrieran semejante expulsión".
anterior: Pesando la Tierra |
siguiente:La aceleración centrípeta |
Copyright 1996-2004 Pedro J. Hernández