¿Cuáles son las evidencias de que vivimos en un universo en expansión?


    Las evidencias que se han acumulado desde el descubrimiento de Hubble en los años veinte de un desplazamiento al rojo de las líneas espectrales de galaxias lejanas que aumenta con la distancia,  hacen que el hecho de que vivamos en un universo en expansión esté fuera de toda duda razonable. Por supuesto, la expansión es la interpretación directa de este aumento sistemático de los desplazamientos al rojo con la distancia. Podrían existir otras interpretaciones, pero nadie ha sido capaz de encontrar otra al menos tan sencilla como la de la expansión y que sea compatible con todas las observaciones acumuladas hasta la fecha.
    Es importante recordar que el hecho de que afirmemos con tanto confianza que el universo está en expansión no implica más que la distancia entre dos galaxias lejanas aumenta con el tiempo, y no presupone que haya habido una fase caliente y densa en el pasado que denominamos Big Bang (ver interpretación de la expansión). La constatación de la existencia de una fase caliente y densa en el pasado requiere de otro tipo de observaciones que las que se señalan aquí.

Las evidencias son las siguientes:

1. La oscuridad del cielo nocturno: Paradoja de Olbers.
2. La verificación observacional de la ley de Hubble.
3. La observación de la homogeneidad de la distribución de materia necesaria para una interpretación sencilla de la ley de Hubble.
4. Efecto Tolman de la variación del brillo superficial con el desplazamiento al rojo en un factor (1+z)4 . Esta variación puede ser entendida como una dilución del número de fotones debida a la variación del volumen del universo en un factor (1+z)3 desde que la luz fue emitida más un factor (1+z) debido al cambio en la longitud de onda de los fotones. El efecto es difícil de medir directamente debido a efectos evolutivos, pero los datos actuales son perfectamente consistentes con esta variación predicha (ver Lubin & Sandage 2001)
5. La dilatación temporal en las curvas de luz de supernovas lejanas con respecto a supernovas más cercanas. Así una supernova cercana que tarde en decaer unos 20 días, tardaría 40 días en hacerlo si se encontrara a desplazamiento al rojo z = 1. En otras palabras, los tics de un reloj situado a un desplazamiento al rojo z van más despacio en un factor (1+z).

6. Evidencias de un universo más caliente en el pasado. Astrónomos franceses y alemanes (Srianand, Petitjean & Ledoux 2000) han determinado la temperatura del fondo cósmico de microondas a partir de las observaciones del espectro de los átomos de carbono pertenecientes a una nube molecular aislada con un alto desplazamiento al rojo (z = 2.34). La luz  de la nube nos llega desde una época remota del universo, cuando este tenía sólo alrededor de un quinto de su edad actual y muestra que la temperatura del fondo cósmico de microndas rondaba los 10K (unos 263 grados centígrados bajo cero).
    El modelo del Big Bang predice que esta temperatura debe ser (1+z) veces más alta a desplazamiento al rojo z que en la actualidad, es decir, unos 9.1 grados por encima del cero absoluto en el caso de la nube objeto de este estudio. El trabajo de los astrónomos sólo es capaz de precisar que la temperatura del fondo cósmico de microndas en la época de la que procede la luz de la nube debió estar en algún lugar entre 6 y 14 grados por encima del cero absoluto, perfectamente compatible con la predicción del Big Bang.

7. El fenómeno de lentes gravitatorias confirma la existencia de cuásares de elevado desplazamiento al rojo detrás de cúmulos de galaxias con un desplazamiento al rojo menor (Stockton 1978, ApJ, 223, 747 ), lo que significa una evidencia directa de que los desplazamiento al rojo están relacionados con la distancia.

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